Si estas frente a la compu y no estas buscando porno, es porque estas buscando algo gracioso que no haga ruido porque el Youtube es muy bardero para usarlo en el laburo.

AQUI TERMINO TU BUSQUEDA AMIGO/A MIO

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Entrega de fotos locas que me salvan cuando no tengo nada para el blog

1- Una severa demostracion de anarquia y descontento en una plancha con sal gruesa




2- Portasahumerios para pobres hechos por la empresa de chucherias "fumones unidos", tambien se le pueden poner varios a la vez.





3- creo que es la mejor foto para demostras sin palabras lo que es el amor




4- cronica... un grande!



5-un sanguchito de miga EMO que intenta suicidarse




6- no le podes poner asi a un jardin de infante, simplemente... no podes



NOS VEMOS EN IRLANDA

17 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Estas segura que no sos EMO? Me pregunto quien enviará sus pibes a un jardin así. Hay que estar al pedo para sacarle fotos a los anguches en vez de comerlos. :P

Pancho Ramirez dijo...

Onírica: tu piel se eriza, tu sexo se humedece,tus pezones se endurecen y tu no entiendes porque ocurre esto. Pues muy simple mimosona: tu cuerpo sabe antes que tu razón que ha retornado el Adonis de Plutón. Entra a mi blog (al único blog digno de ser considerado como tal) y serás trasportada al lugar donde se cumplirán tus deseos insatisfechos.

Leolopher dijo...

jajajajajaja mató lo del jardin de infantes!! no podes...

El gato vagabundo dijo...

Ay Paula Di Marco... que puedo decir.

Creo que ese jardin es el resultado de la indecision de querer ser maestra y tener un blog. Evidentemente, no pudo decidir.

Las fotos, excelentes. Tengo algo de material por si te interesa una corresponsalia en Cordoba.

Pensando la Bronca dijo...

LA VERDAD ANTES QUE FREUD LE HUBIERAN PUESTO "LA LADILLA PICANTE"

Pensando la Bronca dijo...

2 CEPILLOS DE DIENTES , HAY UN MENSAJE : ESTAN CEPILLA_ _ O

HAY FASOOOO

LA SAL ES SAL O ES OTRA COSA ??

Onirica dijo...

informante: soy demaciado feliz como para ser emo.Le saque fotos a los sambuches porque ya me habia comido como 8.

monotributo: tengo la teoria de que tu ego hace fotosintesis y se retroalimenta.

cato: habia otro que se llamaba Salvador Dali, pero estaba mas piola.

gato: encantada de recibir algo de usted, puede depositarlo en mi mail, gracias.

ganesha: la ladilla picante seria para un parripollo.
lo de los cepillos se lo puede interpretar de varias maneras. si, en una foto sale algo de fasssso. Si, es sal gruesa, puesta sobre una plancha para poder lavarla y que salga la grasa.

Andrea dijo...

uyyyy que hambre que me dieron esos changuchitos!!!!!

Anónimo dijo...

Onírica:

Los niños en ese jardín deben estar siendo traumatizados para que hagan ciertas cosas, como ver a mami en complejo de edipo.

Pero lo más probable sería que el propio Freud diría: "¡Mi nombre en un negocio de educar niños-caquitas! ¡Qué falta de respeto!"

Además, me encantan las notas irónicas de Crónica TV. ¿Qué será el mundo sin ella?

Muy bueno el portasahumerio. ¿Vendés por unidades o en cajas?

Yo también pienso en escribir en sal:

"¡¿Cuando me van a dar trabajo!?"

Un abrazo!

Octavio

Onirica dijo...

andrea: yo me estoy clavando un leber wrush (o como mierda se escriba)

octavio: yo escribiria: "eat my shorts"

Personalidad Fronteriza dijo...

a donde va a parar el mundo, buena pregunta.

AMÉ LA DEL SAHUMERIO, la voy aimplementar.

J.A. dijo...

Jajajajajaj!!!

El sanguchito emo!!

Jajajajajaja!!!

De última le hubieran puesto Friedrich Nietszche al jarincito... no?

Pasate que te estoy esperando en el blog...

Adrianina dijo...

Debe ser de alguna de utilísima ese jardín, no se explica ser tan tarada.
La de los cepillos de dientes esta genial-
Te podés sentir realizada si te visitó monotributo, que personaje...

Besos linda

el cuervo dijo...

"Perdido", otra joyita del gran Haroldo Conti
En estos días en que uno se siente a veces perdido, viene bien recordar esa sensación de abandono y a su vez de solidaria compañia que se da en ese nexo entre la ciudad y el campo que son las terminales de transporte. Para una amiga que desde su blog ha elevado su dulce pueblito a elemento tolstoiano universal, dejo a continuación del redescubierto Haroldo Conti, este "Perdido":

El tren salía a las ocho o tal vez a las ocho y media. Recién diez minutos antes enganchaban la locomotora pero de cualquier forma el tío se ponía nervioso una hora antes. Todos los del pueblo eran así. Apenas llegaban y ya estaban pensando en la vuelta. Su padre había hecho lo mismo. La mitad del tiempo pensaba en las gallinas, que comían a su hora, o en el perro, que había dejado en lo del vecino. Para el Buenos Aires era la Torre de los Ingleses, Alem, la avenida de Mayo y, por
excepción, el monumento a Garibaldi, en Plaza Italia, porque la primera vez que vino, con la vieja, se extraviaron y fueron a parar allí. Se sacaron una foto y el tipo de la máquina los puso en un tranvía que los llevó a Retiro. De cualquier forma llegaron una hora antes y con todo estaban tan excitados que casi se meten en otro tren. Mientras cruzaba la Plaza Británica con aquella torre que de alguna manera presidia su vida, vista o entrevista a cualquier hora del día en que pisó Buenos Aires, y luego los años y toda la perra vida, y ahora esa vieja tristeza que le nacía de adentro, bueno, y la torre siempre alli como el primer día. mientras
cruzaba la plaza, pues, vió al tío por anticipado en un rincón del hall del Pacífico (ellos todavía decían Pacífico) encogido dentro del sobretodo que olía a tabaco, con la valija de cartón imitación cuero a un lado y un montón de paquetes sobre las rodillas, manoseando el boleto de segunda dentro del bolsillo para asegurarse de que todavía seguia allí.Lo había llamado dos o tres veces desde el hotel Universo pero él estaba fuera y la muchacha entendió las cosas a medias. Después trato de llegar hasta la casa, a pie, por supuesto, pues los troles y los colectivos lo espantaban. Se había extraviado en algún punto de Leandro Alem y antes de perder de vista la Plaza Britanica prefirió volver a Retiro y esperar el tren.Hacía un par de años que Oreste no veía al tío pero estaba seguro de encontrarlo igual. La misma cara blanca y esponjosa salpicada de barritos y de pelos con aquellos ojos deslumbrados que se empequeñecían cuando miraba algo fijo, el moñito a lunares marchito y grasiento, el mismo sobretodo negro con el cuello de terciopelo, el chambergo alto y aludo que se calzaba con las dos manos y el par de botines con elásticos.La estación Pacífico se había empequeñecido con los años. Eso parecía, al menos. En realidad era un mísero galpón con un par de andenes mal iluminados. En otro tiempo, sin embargo, veóa todo aquello coloreado por una luz misteriosa. La propia gente estaba impregnada de esa luz. Era espléndida, leve y gentil, como si no fuera a cambiar ni a morir nunca y la estación lucía como un circo. Pero la gente había cambiado de cualquier forma y la vieja estación Pacífico lucía ahora como lo que era, un misero galpón de chapas lleno de ruidos y olor a frito.Vió al tío en un banco, debajo del horario de trenes. Parecía muy pequeño e insignificante. Tenía las manos metidas en los bolsillos, las piernas bien juntas, un paraguas sobre las rodillas y la mirada perdida en el aire.Miraba en su dirección pero no lo veía. No veía nada.Reaccionó cuando lo tuvo delante. --!Oreste!Se abrazaron y se besaron, de acuerdo a la vieja costumbre. Oreste dejó que el tío lo palmeara un buen rato. Tenía ese olor familiar, un olor masculino que evocaba a aquellos hombres reservados de su infancia que le sonreían, con breve indulgencia, como el tío Ernesto, grande como un ropero y delante del cual tragaba saliva invariablemente, o el gran tío Agustín, la única vez que lo vió el día que vino de Bragado en aquel Ford A con cadenas que echaba una nube de vapor por el gollete del radiador, o al propio tío Bautista cuando era el mismo por entero y no apenas esta
sombra.Se apartaron y el tío pregunto sin soltarle los brazos:--Cómo va? --Bien, bien.Se miraron y sonrieron un rato y después se volvieron a abrazar.- -Y usted, que tal? --Bien, bien.--La tía?--Y, bien.....Le puso una mano sobre un hombro y lo miró largamente. Oreste sonrió despacio. Estaba acostumbrado a aquel estilo.--A qué hora sale el tren? --A las ocho y media.--Son las siete y cuarto. Vamos a tomar algo.--No... mejor nos quedamos aquí. ?A dónde vamos a ir? Entre que arriman el tren,y enganchan la. locomotora se va el tiempo.Sí, pero nosotros no tenemos nada que ver en todo eso. Vamos.--?Y a dónde? No hagas cumplidos conmigo, hijo.Estuvieron
forcejeando un rato hasta que por fin lo convenció y se metieron en el bar de la estación. Consiguiercn un lugar desde el cual, a través de una perspectiva complicada, veían un pedazo del andén número 4.Oreste pidió hesperidina y el tío, a fuerza de insistir, un Cinzano con bíter.--Cómo se largo hasta aquí?--Eh!... hacia tiempo que lo tenía pensado.El tío miró el reloj del bar y puso cara de espanto.--Esta parado --dijo Oreste sujetándolo por un brazo.No parecía convencido. Saco y examinó el viejo Tissot con agujas orientales.--Que te decía?... Ah, si! Vine a ver a mi primo, Vicente. Hacía seis años que no lo veía. Somos del mismo pueblo, Baigorrita. Le estaba prometiendo siempre. Que hoy, que mañana. Sorbió un traguito de Cinzano.--Esta viejo. Casi no lo conozco.Permaneció un rato en silencio con el mismo gesto abstraído que tenía cuando esperaba en el hall.--Que tal? Como va eso?--volvió a preguntar con desgano.--Bien, bien.--Se progresa?--Se progresa.Se miraron con afecto, sonrieron y callaron.El tío había sido siempre así. El tío y todos ellos.--Traje una punta de encargues. La tía me pidió unas latas de "Sal de Hunt". Hace mas de un año que anda detrás de eso. Fui a buscarlas a Junín hace dos meses. No... en noviembre. Hace cuatro meses.--Para qué sirve? ,--Para el estómago. Es una gran cosa. La gente toma ahora toda clase de porquerías, pero ésto es realmente bueno.Silbó una locomotora y el tío se alarmó.--Falta todavía.Volvió a mirar el reloj y sorbió otro poco de Cinzano.--Bueno, fui a la Franco-Inglesa y conseguí todo lo que quise. Le mostré el tarrito al tipo y me dijo: "Cuantos quiere?". Apenas lo miró. Te das cuenta?Dentro de un rato iba a desaparecer en la ventanilla de un vagón de segunda y no lo vería hasta dentro de cuatro o cinco años. Había otros cinco antes de ahora. Su viejo desapareció así un día y no lo vió más.--Qué tal todo aquello? --preguntó Oreste después de un rato.Todo aquello. Era un roce lastimero, un crepitar de años envejecidos, una pregunta hecha a si mismo, a un negro hoyo de sombras.--Igual.--Los muchachos?--Siempre igual.Callaron otra vez.El tío hizo girar la copa y sorbió el último trago.--Qué hora es?--Las ocho menos cuarto.El tío saco el reloj y lo observó inquieto.--Casi menos diez. Vamos?Oreste dudó un rato.Vamos.Estaban enganchando la locomotora. El tío recogió los paquetes y la valijas y comenzó a caminar apresuradamente hacia el andén número 4. Parecía haberlo olvidado.Oreste trató de tomarle la valija y el tío lo miró con extrañeza.--Está bien, muchacho. No te molestes.--Déle saludos a la tía. A todos.--Gracias, querido. Gracias.Corrieron a lo largo del tren tropezando con los tipos de segunda que corrían a su vez como si la estación se les fuera a caer encima y metían por las ventanillas los chicos o las valijas para conseguir asiento. El tío trepó a uno de los vagones cerca de la locomotora y al rato sacó la cabeza por una ventanilla.--Cuándo vas a ir por allá -preguntó mirando mas bien a la gente que se apiñaba sobre el andén.--Apenas pueda.--Tenés que ir, eso es. Cuándo dijiste?--Cuando pueda.El tío se apartó un momento para acomodar la valija. Después se sentó en la punta del banco y permaneció en silencio.
Se miraron una vez y el tío sonrió y dijo:--Oreste! . . .Él sonrió también, desde muy lejos, al borde del andén.Sonó la campana y el tío asomó apresuradamente medio cuerpo por la ventanilla.--Chau, querido, chau! -dijo y lo besó en la mejilla como pudo.Trató de besarlo a su vez pero ya se había sentado.El tren se sacudió de punta a punta. El tío agitó una mano y . sonrió seguro.Oreste corrió un trecho a la par del tren. Corría y miraba al tío que sonreía satisfecho, como aquellos hombres de la infancia.Luego el tren se embaló y Oreste levantó una mano que no encontró respuesta.

Anónimo dijo...

como le va? tantísimo tiempo, me fui a meditar un tiempo y volví mas q renovado, hasta blog nuevo tengo. es bueno cambiarle la punta al lápiz. en el otro no podía decir groserías. me lo había puesto en el reglamento.
con respecto a las fotos...cuando no hay nada q decir...es mejor quedarse callado. sanguichito q se quiere suicidar? vamos onirica con el hambre mundial, antes q se tire ya alguien se lo morfo. cepillos juntos? ehhh yo los pondria haciendo un 69!
visitime y participando en la encuesta se puede ganar una nena mulata para q le limpie la casa.
La veo luego !!!

anónimo 4 dijo...

Oye bien ah! a mis hijos los voy a poner a estudiar con don sigmund. Qué raro que no hayas puesto los cepillos así como besados por las barbas. ¿la cucharita? Normal ah.
El sanguchito suicida... jajajajaaaa

Onirica dijo...

hOY: Los cepillos estaban asi, si los movia la foto no tenia sentido.

:) Bienvenido